Un llamado de atención a madres y padres

Las apuestas online han crecido a un ritmo alarmante en Argentina, especialmente entre los más jóvenes. Lo que antes parecía un problema lejano —propio de los adultos y de lugares físicos como casinos o quinielas— hoy se ha instalado en los celulares de nuestros hijos. 

TikTok, Instagram y hasta WhatsApp se han convertido en plataformas donde se promocionan casas de apuestas online, muchas veces ilegales. Prometen “ganancias fáciles”, “formas rápidas de hacer plata” y utilizan a influencers o figuras públicas que los adolescentes admiran. El resultado: chicos de 12, 13 o 15 años o incluso más chicos apostando con dinero real, muchas veces sin que los adultos a su alrededor lo noten.

Según un estudio del Observatorio de Adicciones y Consumos Problemáticos de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires (2023), el 7,4% de los adolescentes entre 12 y 17 años ya participó en apuestas online.

Y lo más grave: el 80% de ellos lo hizo sin control de edad y accedió desde su teléfono personal.

El impacto de las apuestas online en la salud mental y emocional de los niños y adolescentes

Las apuestas online no son un simple “juego”. Estudios muestran que los adolescentes son más vulnerables a desarrollar adicción al juego que los adultos, debido a que su cerebro todavía está en desarrollo, especialmente en áreas relacionadas con la toma de decisiones y el control de impulsos.

Algunos signos de alerta que como padres debemos observar:

• Cambios repentinos de humor o irritabilidad.
  
  
• Necesidad constante de estar con el celular.
  
  
• Mentiras sobre en qué usan el dinero.
  
  
• Bajo rendimiento escolar o aislamiento social.
  
  

La Asociación de Loterías Estatales de Argentina (ALEA) alertó que la edad promedio de inicio en el juego online ha bajado a los 14 años.

¿Y la regulación? Una deuda pendiente

A diferencia de otras provincias argentinas como Buenos Aires, Mendoza o Córdoba, donde existe control sobre el juego online, en La Rioja la regulación aún no logra proteger efectivamente a los adolescentes.

En esta última provincia, en septiembre de 2024 se sancionó la Ley 10.743 que regula las apuestas electrónicas en toda la provincia. Esta norma incorpora controles biométricos, filtros de edad obligatorios, advertencias visibles sobre los riesgos de la ludopatía, límites de acceso y sanciones a plataformas ilegales. Sin embargo, aunque está vigente, su reglamentación y aplicación práctica —inspecciones, seguimiento real, fiscalización de operadores— todavía no se ha consolidado.

Así, miles de adolescentes en La Rioja siguen expuestos a un mercado millonario que opera sin límites, sin certificado de edad real y sin la amenaza de sanciones concretas a las plataformas que les llegan.

¿Qué podemos hacer como padres o responsables de los niños o adolescentes?

Aunque el panorama puede parecer abrumador, sí hay cosas que podemos hacer:

1. Hablar sin miedo, ni juicio

Abrí el diálogo con tus hijos. Preguntales si conocen plataformas de apuestas, si alguien en su grupo de amigos juega. Es clave generar un espacio de confianza donde puedan contar lo que ven y sienten.

2. Informarte e informar

Muchos padres ni siquiera saben cómo funcionan estas plataformas. Involucrate. Aprendé qué son las “bettings”, los “bonos de bienvenida” y cómo operan estas páginas. Cuanto más sepas, mejor vas a poder orientar.

3. Pedir control parental

Utilizá herramientas de control parental en celulares y computadoras. Bloqueá páginas de apuestas o usá navegadores seguros. No es una solución definitiva, pero puede ayudar a frenar el acceso fácil.

4. Denunciar la publicidad dirigida a menores

Si ves cuentas en redes sociales promoviendo apuestas a adolescentes, reportalas. También podés hacer denuncias en ENACOM o en Defensorías del Pueblo.

5. Exigir la aplicación de la ley 

La Rioja necesita exigir el cumplimiento de la normativa existente, con campañas de prevención. Avanzar con un control estricto, que incluya sanciones reales para plataformas ilegales y estrategias de concientización en escuelas.

El juego online en adolescentes es una bomba silenciosa que puede estallar en cualquier familia. Hoy la regulación no está a la altura del problema y por eso el rol de madres, padres y educadores se vuelve clave.

No se trata de demonizar la tecnología ni vivir con miedo, sino de estar presentes, informados y activos. Porque prevenir siempre será mejor que curar.

Fuentes: 

• Ley 10.743. 

• Informe Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires sobre apuestas online.

El costo de vida en Argentina sigue en ascenso y La Rioja no es la excepción. Según el último relevamiento de precios en la región, una familia tipo —dos personas adultas y dos menores— necesitó $1.146.871 en mayo de 2025 para no caer por debajo de la línea de pobreza, representando una suba de más de $26.000 respecto a abril.

Este dato¹ refleja una realidad cada vez más difícil de afrontar para la mayoría de los hogares riojanos: el salario mínimo vital y móvil, que en mayo se mantuvo en $302.600, no alcanza ni para cubrir un tercio de ese monto. Hoy, se necesitan casi cuatro salarios mínimos solo para cubrir las necesidades básicas.

La brecha entre ingresos y gastos esenciales

La canasta básica total, que contempla alimentos, transporte, vestimenta, salud, educación y servicios esenciales, aumentó de manera constante en los últimos meses. 

En tanto, la Canasta Básica Alimentaria (CBA) se ubicó en $503.013. Este número es el que determina la línea de indigencia también para una familia de cuatro integrantes, siempre sin tomar en cuenta el costo de los alquileres.

Esto significa que cualquier hogar cuyos ingresos estén por debajo de ese número está en riesgo de no poder garantizar una alimentación adecuada. En otras palabras, sin ingresos mínimos de medio millón de pesos, una familia riojana cae en la indigencia.

Programas sociales congelados y empleo en retroceso

A este escenario se suma otro dato preocupante: los programas de asistencia social no se actualizan desde noviembre de 2023, manteniéndose en $78.000 mensuales. Esto implica una pérdida real de poder adquisitivo frente a una inflación acumulada que sigue impactando directamente en los precios de los alimentos, medicamentos y servicios.

Al mismo tiempo, y lo más grave es que no hay una política activa de generación de empleo, y en distintos sectores comienzan a registrarse recortes y pérdida de puestos de trabajo, lo cual profundiza la vulnerabilidad de miles de familias.

¿Qué significa todo esto?

En términos concretos, cada mes cuesta más sostener una vida digna. Las familias enfrentan decisiones cada vez más difíciles: reducir porciones de comida, retrasarse en el pago de servicios, o dejar de comprar medicamentos. Este contexto afecta especialmente a los sectores más empobrecidos, pero también alcanza a trabajadores formales cuyos sueldos quedaron desfasados.

Es fundamental visibilizar estos datos y fomentar un debate informado sobre las condiciones materiales de vida de nuestra comunidad. Porque detrás de cada número hay personas, y el acceso a lo básico debería ser un derecho garantizado, no un lujo.