¿QUE ES LA ANSIEDAD DIGITAL?

¿QUÉ ES LA ANSIEDAD DIGITAL Y CÓMO TE PODRÍA ESTAR AFECTANDO?

¿Qué es la ansiedad digital y cómo te podría estar afectando?

¿Realmente tenemos falta de motivación o es exceso de pantallas? ¿Nos cuesta concentrarnos o es que llevamos demasiadas horas mirando el celular? ¿Estamos tristes sin razón o simplemente tenemos una sobredosis de scroll en redes sociales?

La tecnología está presente en casi cada minuto de nuestro día. Nos conecta, nos informa, nos entretiene. Pero también nos sobrecarga, nos distrae y muchas veces, nos desconecta de nosotros mismos.

En La Rioja —y en el mundo— los jóvenes crecen con el teléfono en la mano, las redes sociales como espejo de validación y el algoritmo como brújula emocional. ¿El resultado? Un aumento silencioso de ansiedad, insomnio, problemas de autoestima y una desconexión real con el cuerpo, el tiempo y el entorno.

Cuando lo digital deja de ser una herramienta y se vuelve una carga invisible

El problema no son las pantallas, sino el uso excesivo, automático y sin pausas conscientes.


La sobreexposición digital:

  • Altera los ritmos biológicos (sueño, hambre, energía).
  • Agota el sistema nervioso (por estímulos constantes).
  • Reduce la concentración y el foco.

Algunos paralelismos clave:

  • Falta de energía 👉 saturación digital.
  • Irritabilidad constante 👉 uso excesivo de redes sociales.
  • Dificultad para dormir 👉 pantallas justo antes de acostarse.
  • Sensación de soledad 👉 hiperconexión sin vínculos reales.
  • Bloqueo lector 👉 sobrecarga de contenido inmediato y superficial.

Y no solo afecta a los jóvenes: también niños y adultos están expuestos a este bucle de distracción constante, comparación social y ansiedad silenciosa.

¿Qué efectos tiene el exceso de pantallas en la salud mental?

Estudios recientes asocian el uso desmedido de dispositivos con:

  • Trastornos de ansiedad y pánico.
  • Síntomas depresivos y baja autoestima.
  • Dificultades de aprendizaje y foco.
  • Trastornos del sueño.
  • Aislamiento social.

Cuando pasamos más tiempo con una pantalla que con nuestro entorno, el costo se refleja en nuestra salud emocional, relaciones y rendimiento diario.

¿Dónde queda la responsabilidad colectiva?

¿Y qué pasa más allá del individuo con el rol del Estado? Cuando hablamos de consumo problemático en otros contextos, se exige al Estado que regule, informe y controle. Sin embargo, frente al uso desmedido de redes sociales —que ya ha sido vinculado por la OMS con una futura pandemia de salud mental— no hay campañas, ni programas preventivos, ni normativas claras.

Las plataformas digitales externalizan los daños y sólo internalizan las ganancias. No existe regulación que las obligue a informar sobre los efectos negativos de su uso. ¿No deberíamos exigir lo mismo que se pide, por ejemplo, a la industria alimentaria o tabacalera? El costo de los tratamientos en salud mental lo asume el sistema público, mientras las empresas siguen beneficiándose del tiempo, la atención y la dopamina de millones.

¿Qué podemos hacer como comunidad?

Claro que hay prácticas individuales que pueden ayudar:
✅ Establecer momentos sin pantallas.
✅ Silenciar notificaciones innecesarias.
✅ Hacer actividades sin tecnología.
✅ Cuidar el contenido que consumimos.
✅ Conversar sobre estos temas con quienes nos rodean.

Pero también necesitamos levantar el debate en lo colectivo. Por ejemplo, abrir espacios de conversación como: ¿El gobierno debería exigir que las redes sociales publiquen advertencias sobre su impacto en la salud mental?

Estos disparadores pueden ayudar a construir una narrativa pública que vaya más allá del autocuidado y apunte también a la corresponsabilidad de empresas, instituciones y Estado.

¿Cómo salir del loop de ansiedad digital?

👉 Alternativas en La Rioja (y qué hacer en lugar de mirar el celular)

Para cortar el ciclo automático de ansiedad digital, no basta con limitar el uso: necesitamos llenar esos espacios con actividades que nutran, conecten y reconforten.

Aquí algunas opciones locales reales y accesibles:

En vez de scrollear sin parar… participá de un taller presencial

Talleres de meditación, cerámica, carpintería, escritura o fotografía ayudan a reconectar con el cuerpo, la creatividad y el presente. La atención plena mejora la concentración y baja los niveles de ansiedad.

En vez de estar frente a una pantalla por la mañana… salí a caminar al aire libre

Desde el Parque de la Ciudad hasta el Dique Los Sauces, La Rioja tiene entornos naturales ideales para despejar la mente, mover el cuerpo, respirar con intención y empezar el día de mejor manera. Si tu trabajo o estudios no te permiten salir a caminar por la mañana, intentá buscar una pausa para hacerlo en la tarde. 

En vez de consumir contenido… creá algo con tus propias manos

Explorá espacios artísticos y culturales: danza, teatro, pintura, música o escritura creativa. Actividades que invitan a expresarse fuera del mundo digital.

¿Una tendencia simple pero poderosa? Journaling: escribir lo que pensás y sentís en un cuaderno (sin apps ni filtros). Es un registro que te ayuda a estar consciente de tus emociones.

En vez de leer en el celular… retomá el papel

Muchas veces decimos “no puedo leer” o sentimos que hemos perdido el hábito. Pero no es falta de interés: es exceso de estímulos. Volver a la lectura en papel, en un ambiente tranquilo, puede reactivar la concentración y el disfrute. 

¿Qué podemos hacer de forma individual?

No se trata de demonizar la tecnología, sino de usarla con conciencia. Algunas ideas prácticas para aplicar hoy mismo:

Establecé momentos sin pantallas: al despertar, durante las comidas, antes de dormir.

Silenciá notificaciones innecesarias: menos interrupciones = más calma mental.

Practicá rutinas físicas sin tecnología: deporte, baile, caminatas o el ejercicio que más te guste.

Cuidá lo que consumís en redes: seguí cuentas que inspiren y hacé una limpieza de cuentas y contenido que te hagan compararte o sentir agobio. No tenés por qué exponerte a eso.

Charlá sobre esto: hablar con amigos o familiares sobre cómo nos sentimos ayuda a liberar presión y buscar apoyo mutuo. Es una cuestión que nos afecta a todos y quizás alguien puede darte algún consejo que ya le haya funcionado. 

No todo lo que sentimos es tristeza, fatiga o desmotivación…

A veces, es simplemente una saturación de pantallas.

Como comunidad, podemos empezar a levantar la vista del teléfono, mirar a nuestro alrededor y elegir reconectar. En La Rioja, existen caminos y espacios para hacerlo.

La ansiedad digital no es el precio inevitable de vivir conectados. Es una señal de alarma. Una que nos invita a repensar, pausar, exigir y construir alternativas más humanas.

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